jueves, 22 de agosto de 2013

La carta

Tenía 14 años y me sentía totalmente enamorada de una chica del colegio. Le escribí una larga carta donde le decía que no debería extrañarle que otra chica le escribiera porque el mundo tiene muchos colores y mi color es diferente al de las demás. Después hice una larga lista de las cosas que me gustaban de ella y le declaré amor eterno. Rematé con algunos estribillos de Dumb.

No soy como ellos
Pero puedo pretender

Mi corazón está roto
Pero tengo algo de pegamento
Ayúdame a inhalar
Y arreglarme contigo
Vamos a flotar
Y pasar el rato en las nubes
Luego bajaremos


Dejé la carta sin firmar por miedo a que la usara para delatarme. Robé una pulsera del joyero de mamá y la puse en un sobre junto a la carta. Sellé el sobre con saliva y después de varios días me atreví a meterlo a escondidas en su bolso del colegio. Un par de días después se sentó junto a mí en la cafetería y me preguntó directamente si yo había dejado una carta en su bolso. Puse cara de poker y dije que no sabía de qué hablaba. Me levanté de la mesa y caminé sin mirar atrás.

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